Luego del triunfo electoral, Milei salió a ratificar los principales puntos de su programa: ajuste de shock, privatizaciones, etc. Con declaraciones como “Hay que privatizar YPF” o que si el Estado no tiene fondos para pagar el aguinaldo no lo hará o con que hay que terminar con la obra pública, buscan instalar una agenda para reventar a los trabajadores. Y cuando Milei se la pasa despotricando contra todo lo que implique algún grado de intervención estatal, entonces las que festejan son las patronales. Porque a pesar de la licuación de los salarios, de la tercerización y precarización laboral, de los aumentos de los ritmos de trabajo, etc, los trabajadores y las trabajadoras aún tienen conquistas que son estructurales y que estas patronales buscan liquidar.
Algunas de las patronales interpretan que tienen “vía libre” con la llegada de Milei.
Toyota, empezando a tantear el terreno, busca dar una muestra del ajuste que quieren: en el SMATA tienen un sistema donde cada 3 meses se actualizan automáticamente los aumentos paritarios, y siguiendo esto los trabajadores fuera de convenio recibían los mismos aumentos. ¡Ahora van a hacer que los trabajadores fuera de convenio discutan individualmente su salario con la empresa! Es un ataque brutal que busca destruir a los trabajadores y las trabajadoras como colectivo, atomizándolos bajo el pretexto de “la libertad”. Empiezan a mostrar ejemplos de reformas a la brasilera, donde los trabajadores “pactan” sus contratos, sus salarios, sus condiciones individualmente con las patronales. Y lo grave de esto es que no pasa en cualquier lado… las automotrices son la nave insignia de la industria argentina. Buscan atacar a lo más granado de la clase obrera.
Las demás patronales van a tomar nota de esto, y de alguna u otra forma van a intentar pasar estos ataques al conjunto de la clase trabajadora. Las promesas de privatización también vendrán con estas reformas. Destrucción de puestos laborales, destrucción del salario y de las condiciones de trabajo. La libertad de Milei es la de soltarle la soga a las patronales para que estas la usen para atar de pies y manos a los trabajadores y trabajadoras. Pero la última palabra la tiene siempre la lucha de clases, y van a poner a prueba a un sector que ya dio muestras de reservas de lucha en numeradas ocasiones.