La Justicia argentina dio lugar a un amparo presentado por la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) y le exigió al músico Roger Waters que «no emita declaraciones antisemitas». Las declaraciones supuestamente «antisemitas» son en realidad los reclamos realizados por Waters en los que instó a rechazar el genocidio realizado por el Estado de Israel en la Franja de Gaza.
Hasta el momento, las fuerzas armadas israelíes ya asesinaron a más de 14.000 palestinos, la mayoría de ellos civiles y niños. Además se destruyó infraestructura protegida por el Derecho Humanitario, como hospitales y centros de refugiados.
El intento de censura contra Roger Waters es una burda maniobra del lobby sionista en la Argentina, hoy apoyado por todo el arco político tradicional (desde Milei y Juntos hasta Massa y el kirchnerismo). Anteriormente, el lobby sionista ya había marcado a Roger Waters como un enemigo. En la última semana, sectores del empresariado argentino intentaron evitar la presentación del músico en el país, boicoteando su estadía en distintos hoteles de la Capital.
Pero los intentos de censura no alcanzan para silenciar un reclamo que estalla a viva voz en todo el planeta. En las últimas semanas, millones de personas marcharon en Europa, América y Asia para reclamar una alto al genocidio israelí.
Y el ex líder de la mítica banda Pink Floyd no se dejó acobardar. En el recital del día martes, Roger Waters repitió el reclamo por Palestina. El reclamo fue masivamente acompañado por su público, muchos de los cuales asistieron con distintivos de la bandera palestina a pesar de los intentos de censura. También se escucharon cánticos en contra del ultraderechista presidente electo Javier Milei, quien además de proponer una política neoliberal extrema es un ferviente defensor del genocidio israelí.
