Milei ya venía demostrando su apoyo explícito por Israel desde la campaña electoral, cuando se lo vio más de una vez levantando la bandera del país sionista en actos y caravanas públicas.
Como entonces lo hiciera Donald Trump y Jair Bolsonaro, Milei también propugna la idea de trasladar la Embajada del país en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, una provocación manifiesta contra el pueblo palestino. Trump hizo realidad su promesa durante su gobierno, no así Bolsonaro. Habrá que ver si Milei lo hace.
El traslado de la Embajada tiene un valor simbólico reaccionario: reconoce la exigencia sionista de que su capital es Jerusalén, lo que implica al mismo tiempo desconocer el mismo reconocimiento que tiene el pueblo palestino. Aunque actualmente la ciudad está formalmente dividida entre la parte israelí y la palestina, los colonos israelíes han ido avanzando a fuerza de políticas expulsivas y de apartheid por parte del gobierno israelí.
Trasladar la Embajada significa, en este contexto, plegarse al proyecto sionista de eliminación (física pero también histórica y simbólica) del pueblo palestino, que reside allí desde hace siglos. Hacerlo en el marco en que Israel ejecuta una criminal ofensiva sobre Gaza es todavía peor.
Por supuesto, la iniciativa fue bien recibida del otro lado, y fueron los propios funcionarios israelíes quienes celebraron el triunfo del ultraderechista y lo «invitaron» cordialmente a inaugurar la Embajada argentina en Jerusalén, según twiteó el Ministro de Relaciones Exteriores israelí, Eli Cohen.
¡Felicitaciones al presidente electo de Argentina @JMilei!
Esperamos trabajar junto con usted para fortalecer las relaciones entre Israel y Argentina y profundizar los vínculos entre los pueblos.
Lo invito a visitar pronto Israel, para continuar nuestro diálogo e inaugurar la… pic.twitter.com/RXauqQGzBs— אלי כהן | Eli Cohen (@elicoh1) November 20, 2023
No es sorprendente que un cipayo y adorador del orden capitalista como Milei elija a Estados Unidos e Israel como primeros destinos. En relación a EE.UU. es muy claro: se trata sencillamente de la primera potencia imperialista mundial con la que Milei buscará arrodillar de manera vergonzosa el país. Su proyecto es el de las lisas y llanas «relaciones carnales» que ya imperaron en los ’90 y que significó, entre otras cosas, la entrega a precio de remate del patrimonio nacional a empresas estadounidenses, además de un ciclo de endeudamiento feroz. No sólo eso, la subsunción a EE.UU. fue tan escandalosa que incluso el país se vio involucrado en las aventuras imperialistas de EE.UU. en Medio Oriente, en particular con el envío de armas en la Guerra del Golfo.
Las razones no son muy distintas en el caso de Israel: se trata de un enclave colonial e imperialista estratégico para el orden global dominado por los yankees en el corazón de Medio Oriente. Para peor, este enclave se mantiene con una política genocida que estamos viendo en tiempo real, cuyas víctimas son los palestinos.
Mientras en todo el mundo crece de manera impresionante la solidaridad con Palestina frente a los crímenes horrorosos del sionismo, el presidente electo del país elije alinearse de la manera más arrastrada posible frente a las potencias que dominan el capitalismo global.