Al BCRA le quedan reservas por 21.861 millones de la divisa estadounidense, lo más bajo desde abril del 2006. Y se espera que sigan bajando ya que el Ministerio de Economía volverá a desembolsar unos USD 800 millones hacia el Fondo en los próximos días.
En lo que va del 2023, la pérdida de reservas por parte del Central ya alcanzó los 20.000 millones de dólares y sus reservas netas estarán alrededor de los 11.000 millones negativos luego de los pagos al Fondo de este mes, según la mayoría de los cálculos.
A pesar de los anuncios electorales y las tibias medidas de Massa, las divisas siguen evaporándose en las arcas nacionales y la crisis de liquidez sigue presionando hacia la devaluación del peso y la aceleración inflacionaria.
Y la última caída grafica el problema central de la crisis argentina: la sumisión del gobierno nacional al plan económico del Fondo Monetario Internacional. El pago de la deuda ilegítima contraída por Macri y legitimada por el panperonismo del FdT es una vía de fuga constante de divisas desde la Argentina hacia el organismo de crédito y usura internacional.
La falta de liquidez (divisas extranjeras para el comercio internacional) es un problema crónico de la economía argentina y se debe a la falta de desarrollo productivo real, un sesgo mantenido tanto por peronistas como por radicales – cambiemistas y que el sector de Milei quiere profundizar a niveles de subdesarrollo absoluto.
En lo inmediato, una aceleración de la sangría de reservas podría profundizar los ya holgados agujeros de la macroeconomía argentina y, sobre todo, de la balanza comercial. La falta de insumos médicos básicos y de combustibles en la última semana fueron una muestra de este problema, agravado obviamente por la interminable y criminal especulación de los grandes tenedores de divisas del empresariado argentino y multinacional.