El peronismo se alinea detrás de Massa: consiguió el respaldo de 18 gobernadores

Se trata de un fuerte espaldarazo de los gobernadores peronistas en bloque, luego de la importante remontada de Massa en las generales, que había quedado relegado a un tercer lugar en las PASO.

De la reunión participaron Juan Manzur (Tucumán), Axel Kicillof (Buenos Aires), Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Sergio Uñac (San Juan), Gustavo Saénz (Salta), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Jorge Capitanich (Chaco), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Gustavo Bordet (Entre Rios), Arabela Carreras (Río Negro), Omar Gutiérrez (Neuquén), Mariano Arcioni (Chubut), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Gildo Insfrán (Formosa), Gerardo Zamora (Santiago del Estero ) y Oscar Herrera Aguad (Misiones). Omar Perotti (Santa Fe) participó por videoconferencia.

El reordenamiento de la propia tropa del peronismo es un paso previo fundamental para el proyecto político de «unidad nacional» que propugna Massa. Si el candidato oficialista quiere atraer los apoyos de otras fuerzas políticas -sobre todo luego de la inmensa crisis desatada en la oposición tras la ruptura de hecho de Juntos por el Cambio- debe empezar por obtener el apoyo cerrado de los propios.

Puede parecer algo obvio, pero la realidad es que la frustrada experiencia de poder de la dupla Alberto – Cristina fue un fracaso absoluto en términos de ordenamiento político. Los gobernadores hace tiempo que reclaman por un nuevo liderazgo, algo que Fernández fue incapaz de construir mientras CFK se mantuvo todo este tiempo como el principal liderazgo político del país.

Massa pretende ser ese nuevo liderazgo: en los últimos días no faltaron los vivos que, medio en chiste medio en serio, vociferaban en las redes que «si querés terminar con el kirchnerismo, votá a Sergio Massa». La broma intenta ser un contrapunto con el nuevo eje de campaña de Milei, sacado textualmente del manual de Bullrich: «terminar con el kirchnerismo para siempre» y «kirchnerismo o libertad».

De todas formas no deja de ser una exageración: Kicillof se reeligió con un importante caudal de votos, y el kirchnerismo se afianzó con numerosos intendentes en la provincia de Buenos Aires y el conurbano. Habrá que ver cuan orgánicamente responderá Kicillof a Cristina Kirchner en el próximo período.

El alineamiento de los gobernadores no responde sólo a las capacidades de liderazgo de Massa, sino a razones mucho más inmediatas: en frente no sólo está un candidato como Milei (¡que todavía hoy dice que eliminará la coparticipación!) sino que además cuenta eventualmente con el importante caudal de votos que podría brindarle Patricia Bullrich. A priori, Milei parece seguir siendo el que más chances de ganar tiene, aunque habrá que ver como se desarrolla este último tramo de la campaña.

Por supuesto que este espaldarazo podría no haber sido tan contundente si Massa, aun entrando al balotaje, habría salido segundo en la general, lo que habría dejado gravemente dañadas sus chances de ganar en la segunda vuelta. Con el resultado de las generales, lo que se confirmó es que hubo una importantísima oleada de votos anti-Milei, que obviamente beneficiaron a Massa.

El gran ausente fue el gobernador saliente de Córdoba, Juan Schiaretti. El cordobés terminó cosechando unos dignos 7%, que para un balotaje puede ser más que decisivos. ¿Adónde irán los votos de Schiaretti? Es probable que muchos de esos votos nuevos que obtuvo el mandatario habían ido para Larreta en las PASO. ¿Esos desplazamientos del voto conducen a Sergio Massa? Es muy difícil de saber. Lo cierto es que más difícil todavía será para Massa lograr algún mínimo gesto de apoyo por parte de Schiaretti o de su sucesor Llarllora, por la sencilla razón de que Córdoba es una provincia rabiosamente antikirchnerista. Parece difícil que el mandatario cordobés se incline por Massa en este contexto. La provincia mediterránea podría ser decisiva en la segunda vuelta.

Lo cierto es que, en un eventual gobierno de Massa, los gobernadores jugarán un papel fundamental en su proyecto de «gobierno de unidad nacional», proyecto que como venimos diciendo, no tiene nada de progresivo para los trabajadores: se trata de la unidad entre los de arriba para descargar con fuerza el ajuste contra los de abajo. La «unidad» que propugna Massa es la de los poderosos contra las grandes mayorías.

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