La cotización de la divisa norteamericana subió $130 en tan sólo dos días, cerrando en torno a los $1010. La suba se da en un contexto marcado por la cercanía de unos comicios en los que Javier Milei tiene serias chances de resultar ganador, incluso en primera vuelta. El eventual triunfo del «libertario» tiene impacto directo sobre el dólar, ya que su propuesta de dolarización promueve que grandes actores económicos -además de pequeños ahorristas- huyan despavoridos hacia el dólar y salgan a vender sus pesos previendo que una megadevaluación es inevitable.

Como una especie de profecía autocumplida, Milei mismo prefirió echar más nafta al fuego en las últimas horas, diciendo abiertamente que la gente no tiene que renovar sus plazos fijos bancarios en pesos y salir a comprar dólares. El candidato ultraderechista entiende que cuanto más se agudice la crisis económica -que para una parte importantísima de la población se mide según el valor del dólar- mejor performance electoral obtendrán las listas de La Libertad Avanza.

La jugada de Milei es rupturista desde el punto de vista de la «gobernabilidad», a la que los partidos del sistema, aunque enfrentados, suelen rendirle pleitesía en períodos de crisis, donde está en juego la estabilidad. No sólo Massa salió a criticar duramente la actitud de Milei, sino incluso referentes de Juntos por el Cambio y hasta Asociaciones de Bancos Privados y Públicos, quienes en un comunicado pidieron «responsabilidad» a los candidatos, en una clara referencia a los dichos de Milei.

Pero la subida récord del dólar no se debe únicamente a los dichos de Milei. Por un lado, los grandes empresarios dan por descontada una megadevaluación sea quien sea el ganador en las próximas elecciones, por lo que aceleran las maniobras especulativas para hacer subir por los aires el «blue», y de esa manera forzar al gobierno a tener que «acompañar» la devaluación con las demás cotizaciones, en particular la de los dólares financieros, instrumentos preferidos por los grandes empresarios para dolarizarse. Aunque también la presión pesa sobre el dólar oficial.

De hecho, el gobierno comenzó la jornada de ayer devaluando un 10% los dólares para las compras con tarjeta en el exterior, igualando las tres cotizaciones que existen actualmente (los llamados dólar «tarjeta», «solidario» y «Qatar»). No sería sorprendente que después de esta disparada del dólar blue también haya un nuevo movimiento del dólar oficial para intentar achicar la brecha.

Claro que esto es jugar con fuego frente a una altísima inflación que está más que nunca en riesgo de espiralizarse, lo que eventualmente podría desatar una hiperinflación. Esta subida del dólar de las últimas 48 hs. volverán a recalentar una inflación que ya se ubica en los dos dígitos mensuales, lo que alimenta el circulo vicioso con el dólar: frente a semejante nivel de variación de precios, más gente busca refugio en el dólar (las tasas de interés en pesos se van quedando muy atrás), esto hace subir el valor del dólar lo que a su vez impacta también en precios y así sucesivamente…

En medio de toda esta crisis potencialmente explosiva, el gobierno no muestra ninguna reacción. Si Massa decide devaluar el dólar oficial, echa más nafta a la inflación en la recta final de la campaña y podría sepultar sus chances electorales. Si no lo hace, la especulación con el dólar blue podría ir en aumento y desatar una corrida mucho más frenética. Mientras, lo único que continúa es el ajuste contra los trabajadores y el acuerdo criminal con el FMI.