Los trabajadores de la salud se manifestaron en todo el país para expresar su profunda preocupación por el desfinanciamiento de la salud pública. Las marchas masivas advirtieron sobre los terribles riesgos de esta situación para miles de pacientes. Decenas de miles de personas se unieron a las protestas en todo el país, con alrededor de 3,000 manifestantes en Berlín.
El motivo de las movilizaciones radica en la incertidumbre económica que enfrentan los hospitales debido a una crónica falta de financiación, agravada por la inflación que ha aumentado los costos operativos. La DKG (Asociación Alemana de Hospitales, que abarca a los públicos y a los patronales privados) a registrar un récord de insolvencias desde enero, lo que pone en riesgo la seguridad de la atención médica para la población, según advirtió el presidente de la organización, Gerald Gass. Además, los pacientes ya están experimentando las deficiencias ocasionadas por esta situación crítica.
Una encuesta realizada por el Instituto de Hospitales Alemanes reveló que prácticamente todos los hospitales se encuentran en déficit y no pueden financiarse adecuadamente con sus ingresos. En el sistema alemán, las aseguradoras públicas reembolsan a los hospitales los gastos derivados del tratamiento de los pacientes.
El ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, parece amagar al planteo de una supuesta solución. Ha propuesto una reforma del sistema de financiación que supuestamente priorizaría la calidad del tratamiento sobre las ganancias empresarias. Pero los hechos son los hechos: el gobierno viene ajustando sistemáticamente a la salud, mientras continúa con su política imperialista de rearme de Alemania.