El reciente paquete de medidas anunciado por el ministro Sergio Massa ha dejado prácticamente afuera a trabajadores no registrados y desocupados, en un contexto en el que son precisamente estos sectores los que más sufren la inflación y el deterioro de las condiciones de vida.
Massa anunció el domingo un paquete de medidas, entre las que se cuenta un bono por única vez a trabajadores registrados públicos y privados, otra suma similar para los jubilados que cobran la mínima, líneas de crédito subsidiadas y exenciones a las retenciones para empresarios de «economías regionales», así como otras exenciones impositivas.
El paquete tuvo dos grandes sectores que fueron muy dejados atrás o directamente olvidados: se trata de los trabajadores informales y los desocupados.
En relación a los primeros, no hubo ninguna medida, siendo precisamente los que más poder adquisitivo han perdido en estos últimos años. Se trata de los sectores de menores ingresos, que en términos proporcionales más sufren la inflación, en la medida en que gastan una mayor parte de sus ingresos en consumos básicos como alimentos y ropa.
Para los trabajadores registrados no hubo bono ni compensación alguna frente a la terrible devaluación y salto inflacionario. Y esto no tiene que ver con razones operativas (por ejemplo por el hecho de no estar bancarizados) debido a que el propio gobierno instrumentó durante la pandemia el IFE, que alcanzó (aunque con montos muy insuficientes) a trabajadores no registrados. Esta vez no hubo nada para los trabajadores «en negro», que representan casi el 60% de la fuerza laboral en el país.
La única medida que se le acercaría sería la propuesta de Massa de un «monotributo productivo», una forma de incentivar a las empresas a que registren a sus trabajadores… como monotributistas. Es decir, el Estado fomentando abiertamente la precarización laboral.
En el caso de los desocupados, la situación no es muy distinta: fueron claramente relegados en los anuncios de Massa. Sólo en caso de aquellos que cobren el Potenciar Trabajo, no recibirán un aumento en lo inmediato, sino un «refuerzo» por única vez de $10.000 en septiembre y octubre, alcanzando en esos meses la irrisoria suma de $66.000. La Canasta Básica familiar se encuentra en $248.962 en agosto, casi el cuádruple. Y quedará aun más desfasada en los meses en que se cobre el «refuerzo».
Estas ausencias no responden a desatenciones ni «olvidos» del candidato oficialista, sino que van en perfecta concordancia con el plan de ajuste coordinado entre el gobierno y el FMI.