«Nos hemos incorporado a la alianza de los BRICS«, anunció esta mañana el presidente Alberto Fernández en un video grabado, con la sonrisa de quien hace rato no hacía nada bien. Vale mencionar que, Alberto pretendía viajar a Johannesburgo, Sudáfrica, donde se llevó adelante la cumbre del bloque conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, para realizar una disertación y recibir las felicitaciones por el ingreso al bloque en persona. Sin embargo, a último momento definió no realizar el viaje por una modificación del temario que dejaba por fuera de la discusión la incorporación de Argentina al «grupo de economías emergentes».
De esta manera, en la última jornada de la cumbre del BRICS, finalmente, Argentina se sumó al grupo que reúne a los países del sur-sur global, junto a Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Por este motivo, Alberto Fernández consideró que «se abre un nuevo escenario» debido a que Argentina será parte de un bloque que representa al 42% de la población mundial, 30 % del territorio, 23% del Producto Interno Bruto y 18% del comercio mundial.
El gran aliado de Alberto Fernández en todo este circo, fue el presidente de Brasil, Luiz Inázio Lula da Silva, que demostró su molestia ante la modificación del temario de la cumbre en Johannesburgo debido a que fue uno de los grandes impulsores de la incorporación de Argentina al bloque que, a partir del 1° de enero de 2024, al sumarse plenamente los nuevos países, se denominará BRICS+.
En ese sentido, hay que destacar que el ingreso pleno de Argentina al BRICS será después de las elecciones generales de 2023 y una vez haya asumido el próximo Presidente, algo que está más que incierto en el escenario de tercios que se visualizó en las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Por lo que en lo inmediato, la economía Argentina seguirá pendiente de la presión que quieran ejercer los Estados Unidos para que se cumpla el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y del sometimiento al que esté dispuesto a ceder el Gobierno de Unión por la Patria.
Mientras el oficialismo celebra la nueva alianza, esta mañana en el Consejo de las Américas, el cónclave en el que los empresarios pertenecientes al Círculo Rojo escucharon los proyectos de gobierno de los candidatos presidenciales, Javier Milei y Patricia Bullrich, amigos de Estados Unidos, expresaron su rechazo a la incorporación de Argentina al BRICS.
BRICS: La reacción de los presidenciables
«Nosotros no nos vamos a alinear con comunistas, nuestro alineamiento internacional es Estados Unidos e Israel«, aseguró Milei, mientras que Bullrich, por su parte, señaló contra Alberto Fernández: «el Presidente nos compromete en uno de sus momentos de mayor debilidad a ser parte de los BRICS mientras Rusia invade Ucrania y a ingresar nada menos que con Irán». Por su parte, en el mismo evento, Sergio Massa celebró que Argentina, al ser aceptada para incorporarse al bloque de economías emergentes, «dejó de tener al FMI como prestamista de última instancia».
Por su parte, la titular del FMI, Kristalina Georgieva, adelantó que los países deben evitar una «segunda Guerra Fría», en referencia al crecimiento del grupo de economías emergentes, ya que señaló que el rol del organismo que dirige, junto al Banco Mundial, tienen «un papel importante que desempeñar para evitar que el mundo se divida en diferentes bloques con graves consecuencias económicas». Situación que ya se había remarcado en un informe del FMI sobre la «fragmentación comercial resultante de eventos como el Brexit», así como también la disputa comercial entre Estados Unidos y China, o la invasión de Rusia a Ucrania. Para evitar una «Guerra Fría», según los voceros de Estados Unidos y la UE, habría que simplemente alinearse con los viejos imperialismos occidentales.
La economía argentina está muy lejos de sacarse de encima el yugo de la dependencia de Estados Unidos, con o sin alianzas con otros bloques económicos. Pero la incorporación a los BRICS puede redundar en mayores márgenes de maniobras para el gobierno argentino en cuanto a política comercial internacional, con movimientos como el swap con China. También abre las puertas a otras fuentes de financiamiento, como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), un nuevo organismo financiero, hoy dirigido por Dilma Rousseff. De todas formas, formar parte de un nuevo bloque con potencias mundiales como China y Rusia, que disputan la hegemonía internacional con Estados Unidos, no significa emancipación ni política de independencia. Los planteos de la «multipolaridad» suelen ser más un ropaje ideológico para las aspiraciones de China y Rusia de convertirse en potencias imperialistas plenas.