Joe Lewis tuvo que comparecer hoy ante los tribunales de Estados Unidos por cargos en su contra por fraude financiero y tráfico de información privilegiada. La fiscalía del distrito sur de Nueva York lo acusó formalmente de proporcionar a personas cercanas información confidencial de empresas para sacar provecho con la compra y venta de acciones.
«Lewis abusó de su acceso a las salas de juntas de las empresas y proporcionó repetidamente información privilegiada a sus parejas sentimentales, sus asistentes personales, sus pilotos privados y sus amigos» afirmó el fiscal a cargo del caso.
Con 19 cargos en contra, Lewis supuestamente podría ser condenado hasta a 25 años de cárcel. «Supuestamente» porque la cárcel nunca es el destino de los peores fraudes financieros. Cárcel hay para los que roban en la calle, los que roban millones y miles de millones nunca ven consecuencia alguna de sus actos. Porque así funciona el sistema capitalista. Basta recordar el escándalo de los «Panamá Papers» y sus nulas consecuencias.
Joe Lewis compareció hoy ante los tribunales, se declaró inocente y salió libre bajo fianza sin que nadie lo moleste. Es un clásico privilegio de los dueños de la sociedad. Mientras tanto, los partidarios de lamerles las botas a los multimillonarios siguen defendiendo la «épica» de la usurpación de suelo nacional por un empresario inglés.
Usurpadores de la Patagonia
Lewis, empresario inglés y confeso amigo personal de Mauricio Macri, es dueño de unas 12.000 hectáreas en nuestra Patagonia. Durante el menemismo adquirió de manera irregular y a un valor irrisorio todos los territorios alrededor de Lago Escondido, donde tiene una mansión, entre otras lujosas propiedades.
Lewis además es accionista de importantes empresas que operan en el país que tienen tradición de hacer negocios con el Estado como Pampa Energía, empresa con importantes negocios en Vaca Muerta y actualmente controlante de EDENOR.
A pesar de su cercanía personal con Macri, los distintos gobiernos le han garantizado la impunidad de la usurpación ilegal de territorio argentino y de recursos y atractivos naturales como los bellos paisajes del Lago Escondido. La compra de los terrenos por parte de Lewis viola la ley 15.385 de Zona de Seguridad de Fronteras, que prohíbe la adquisición de terrenos fronterizos por parte de ciudadanos que no sean nativos argentinos.
La situación se vuelve mucho más escandalosa si se la contrasta con los reclamos históricos del pueblo mapuche para que se reconozcan sus territorios ancestrales. Mientras un extranjero como Lewis puede apropiarse de miles de hectáreas y de un lago para hacerlo su propiedad privada y defenderlo con patotas parapoliciales con total impunidad y connivencia por parte del Estado, los reclamos de los mapuches son respondidos con represión estatal y militarización. Los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel muestran cómo responde el Estado cuando el reclamo por tierra viene desde los sectores explotados y oprimidos. Pero cuando es un magnate inglés quien se apropia de nuestro territorio, el Estado no sólo no hace nada sino que es cómplice.
Se trata en última instancia de un problema de soberanía. Una palabra comúnmente invocada por la derecha cuando se escandaliza y pide represión al pueblo mapuche, quienes supuestamente serían «extranjeros que quieren quedarse con nuestra Patagonia». Pero cuando aparece literalmente un extranjero que se queda con nuestra Patagonia como Lewis, la derecha lo defiende.