En los últimos días el caso de Lucio ha conmocionado al país.
Lucio, de 5 años, murió en un hospital de Santa Rosa. Los motivos de su muerte serían los golpes que se presume habrían provenido de parte de su madre y la pareja de la misma. A la actualidad, ambas se encuentran imputadas, su madre por homicidio calificado por el vínculo y su pareja por homicidio simple.
Tanto el padre de Lucio como su familia han realizado diversas acciones para exigir justicia movilizándose tanto en Santa Rosa como en Gral. Pico los días domingo y lunes. Así, el caso ha tomado relevancia nacional luego de las multitudinarias movilizaciones con la exigencia de justicia por Lucio.
En Santa rosa, la movilización terminó en graves incidentes. Estalló la bronca de la concentración con pintadas y piedrazos contra la comisaría sexta del barrio Butalo, donde se encontraba detenida una de las acusadas, hasta la quema de dos patrulleros y un auto particular, terminaron con la represión de la policía. Estos hechos que se extendieron hasta la madrugada del domingo. Hubo además detenciones arbitrarias y operativos violentos en barrios populares.
Según afirman los vecinos la situación de violencia en que se encontraba Lucio era conocida y ya habían realizado denuncias, además de que había intervención judicial alrededor del régimen comunicacional entre padre y madre. Así, este caso vuelve a dejar al desnudo los mecanismos de la justicia patriarcal y el gobierno en donde después de años en que ni la justicia, ni los gobiernos a través de los Organismos de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes dieron respuestas y abandonaron al niño a la exposición de esta violencia extrema.
Sin dudas que ésta era una situación evitable y que hay responsabilidades concretas. Los gobiernos hace años que evitan destinar el presupuesto que realmente se necesita para el abordaje de estas problemáticas que son de gran complejidad. La pandemia ha acentuado más aún los recortes y ajustes. Incluso la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia va a convocar acciones para visibilizar la situación de precarización laboral y vaciamiento del sector.
La provincia, por ejemplo, no ha puesto en marcha la línea 102 para la atención especializada sobre los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Es la única provincia sin la línea para alertar sobre violencia hacia la niñez.
Lejos están los gobiernos con sus planes de pago de la deuda al FMI, de asumir las responsabilidades que les tocan en este caso, por lo que es importantísima la exigencia en las calles para visibilizar este reclamo.
Mención aparte merece la campaña oportunista de la derecha que ha aprovechado el hecho de que la agresora fuera en este caso una mujer, para pretender cuestionar la legitimidad que tiene el movimiento de mujeres y la diversidad en nuestro país. Obviamente que niegan que el origen de la violencia hacia las mujeres como hacia los niños y las niñas, tiene el mismo origen que es el patriarcado, el cual nos atraviesa a mujeres y varones. Así como niegan que las organizaciones que llevamos adelante la lucha contra la violencia hacia las mujeres, somos también las que luchamos contra los casos de abuso sexual a las infancias que también acompañamos. O por la aplicación de la Educación Sexual en las escuelas, que es una herramienta importantísima de prevención de la violencia.
¡Seguiremos exigiendo Justicia por Lucio en las calles!
¡Por presupuesto para las infancias y adolescencias!
¡Basta de abuso y maltrato a las infancias!