Por la entrega de todos los archivos desde el 74 al 83
“(…) El 30 de septiembre de 1977 lo liberaron, ‘el 1 de octubre empezó a buscar dónde lo habían tenido encerrado’, sostuvo Daniel. ‘Se iba todos los fines de semana a la ciudad de Buenos Aires (vivía en Castelar). Se paraba en el Hospital Moyano, donde lo habían largado y de ahí recorría los alrededores para buscar dependencias policiales. Meses después, esperando el colectivo 86 en Cochabamba y Paseo Colón, se empezó a sentir mal, incómodo, observado. Miró para todos lados. Enfrente estaban demoliendo los talleres. Ahí, a cielo abierto, descubrió parte de la estructura de las celdas donde había estado encerrado. Los descubrió’, reconstruyó Mercogliano”. (Página 12, 27/9/21)
En la pelea por Memoria, Verdad y Justicia, no solamente están en la palestra la condena a militares genocidas pendientes, responsables empresariales y eclesiásticos que los acompañaron, sino también los “descubrimientos” que están tan ocultos como sus crímenes.
Nos referimos a los lugares ubicados donde allí funcionaron centros clandestinos de detención. Centros que sumaron decenas en todo el país y que fueron haciéndose públicos por las denuncias de sobrevivientes y familiares. La importancia de su hallazgo y las excavaciones en el lugar no tienen un fin sólo de encuentro de los restos humanos (desde ya muy importante para sus familias), ni tampoco de Memoria simbólica, sino de investigación científica y de búsqueda de más Verdad.
El descubrimiento de esos lugares y sus posteriores excavaciones exhaustivas hasta encontrar evidencias de restos humanos es una necesidad vital para avanzar en el reconocimiento de cuerpos que pueden llevar a encontrar pruebas fehacientes para ubicar a los nietos apropiados, así como certezas sobre los/as desaparecidos. Como fue importante en su momento el descubrimiento de los cementerios clandestinos.
A esa tarea necesaria, el Estado la hace en cuentagotas, presionado por los organismos de derechos humanos y familiares. Desde la Ciudad de Buenos Aires a Salta.
En la Ciudad de Buenos Aires, las excavaciones en el centro clandestino El Atlético, ubicado Paseo Colón, San Juan, Cochabamba y Azopardo, dieron un paso adelante importante. Este centro funcionó hasta finales del 77. A fines del 78 el edificio fue demolido para poner en marcha la construcción de la Autopista 25 de Mayo.
Se instaló en 1998 una silueta histórica en el lugar como símbolo de los/as secuestrados/as en ese lugar. En el 2002 se iniciaron las primeras excavaciones. El Gobierno de la Ciudad de Buenos y Autopistas Urbanas firmaron diversos convenios entre 2016 y 2019 para llevar adelante las obras necesarias para poder acceder a lo que dejaron debajo de ese lugar destinado a la represión.
En setiembre de este año se retiró la silueta y los carteles con los nombres de los represaliados llevados por sus familias inundaron el espacio. Esta semana se quitó el talud de tierra que cubría el viejo edificio subterráneo y ahora (con el retraso correspondiente) se puede avanzar con las excavaciones. Excavaciones que ya tuvieron resultados cuando fue descubierto el lugar en forma provisoria y los familiares encontraron cientos de objetos que pertenecieron a los/as secuestrados/as en el lugar.
Decimos en todo el territorio nacional porque, para citar sólo algunos, mencionaremos a la provincia de Tucumán, en la cual, en la localidad de Tafí Viejo se encuentra el Pozo de Vargas, lugar utilizado desde el Operativo Independencia del 75 y luego por la dictadura del 76, para inhumar cuerpos de sus víctimas. Muchas promesas de parte de los gobiernos, pero poco avance en las investigaciones. En Salta, se descubrió un espacio del cementerio que fue utilizado clandestinamente por la dictadura, también pendiente de investigar, así como conservar adecuadamente el lugar donde se encuentra el Archivo Provincial de la Memoria que fue deteriorado por una pérdida de agua.
Organismos de derechos humanos denuncian enfáticamente fallas y abandonos como éstos, así como la exigencia de reapertura de los Archivos desde el año 74 al 83.
Apoyamos este reclamo, convencidos/as, como el “Sueco”, referente del Encuentro Militante “Cachito” Fukman, que es un deber del Estado argentino cumplirlo. “En una entrevista radial al medio Contrapuntos, Carlos ‘Sueco’ Lordkipanidse, ex detenido-desaparecido, afirmó: ‘Hubo 600 Centros Clandestinos de Detención, ¿cuántos condenados hay? 600. Entonces, ¿qué? ¿Los Centros Clandestinos de Detención funcionaban con un solo tipo? El ocultamiento de los datos es la llave de toda esta cuestión.’” (ANRed,2/12/20)