CFK: “La lapicera la tiene el Presidente” pero «nadie habla de no pagar»

El pasado sábado 27, a través de su página oficial de internet, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, difundió una carta pública en la que se expresó acerca de las responsabilidades políticas y la discusión para llegar a un acuerdo con el FMI.

Como cada vez que la vice se expresa, sus palabras causaron gran revuelo en los medios oficialistas y opositores. La carta es la primer expresión pública de CFK desde el 13 de noviembre, luego de la derrota del oficialismo en las urnas.

El mensaje deja en claro, por un lado, que la decisión final la tiene el presidente, pero sin quitarle su apoyo ni cuestionar el mismo: «…nadie está hablando de desconocer deudas. Creo que el kirchnerismo (…) tiene un atributo histórico que es el de haber pagado las deudas que generaron otros gobiernos«.

El fernandismo se recuperó algo al calor de la «remontada» en las elecciones generales gracias al achique de distancia entre la lista del Frente de Todos y la de Juntos. Luego de las elecciones, Alberto cerró un acto por el día de la militancia en una Plaza de Mayo con buena concurrencia, rodeado de orgas y sindicatos oficialistas. Desde ese momento recuperó el protagonismo tras su retirada momentánea de escena que prosiguió a la derrota en las PASO.

Cristina intenta preservar el capital político del kirchnerismo, un movimiento que sostiene un relato «progresista y de inclusión» francamente deteriorado por el ajuste económico que el gobierno viene aplicando desde comienzos de la pandemia, pero alejándose de los discursos radicalizados contra el pago de la deuda que levantaron semanas atrás referentes como Hebe de Bonafini.

La carta tiene como objetivo comprometer al conjunto del arco político al acuerdo con el FMI «por los 57.000 millones de dólares que pidió el gobierno de Mauricio Macri en el año 2018, de los cuales se alcanzó a desembolsar en menos de un año, la bonita suma de 44.500 millones de dólares«.

CFK achaca a Juntos venir saboreando en silencio las mieles del éxito electoral. Sin hacer olas, esperan que el gobierno haga el trabajo sucio del ajuste, deteriorando su imagen política, para preparar una contraofensiva de cara a las generales del 2023

En sintonía con lo que plantea Cristina, el FMI exige que las responsabilidades de pago sean asumidas por el conjunto del arco político, teniendo en cuenta que serán decisiones que comprometan a la Argentina a aplicar un ajuste por años, representando varios mandatos presidenciales consecutivos.

¿En serio que los mismos y las mismas que trajeron de vuelta el FMI a la Argentina, reiniciando el ciclo trágico de endeudamiento que Néstor Kirchner había clausurado en el año 2005, hoy no se hagan cargo de nada?” cuestiona CFK.

Más adelante, reconoce la derrota oficialista y espeta a los «ganadores» la responsabilidad ante el pueblo de asumir parte en el acuerdo con el fondo, y las perspectivas económicas del país. «A partir del 10 de diciembre de este año y por primera vez desde 1983, con el advenimiento de la democracia, el peronismo no tendrá quórum propio en la Cámara de Senadores de la Nación«.

Se espera que la primer semana de diciembre el gobierno presente un borrador de acuerdo con el fondo, que será enviado al Congreso, junto con un plan plurianual que contemple el rumbo económico.

Si quedaban dudas de su apoyo al presidente, la declaración finaliza citando a Alberto en su discurso el pasado 9 de julio. En dicha cita se enfatiza la idea de buscar un acuerdo con el fondo que no comprometa a arrodillarse frente a los acreedores. “Si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o que claudique ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer. Antes me voy a mi casa”.

Pero más allá de las frases demagógicas, lo máximo a lo que está aspirando el Frente de Todos (lo que sería «no claudicar» para ellos) es a obtener un «plazo de gracia» del FMI que le permita ganar tiempo para comenzar a aplicar el brutal ajuste contra los trabajadores y sectores populares que consensuarán con el organismo internacional.

Sólo la izquierda se opone al pago de la fraudulenta deuda externa, por lo cual está convocando unitariamente a movilizar el próximo 11 de diciembre. Acordar con el FMI es seguir hipotecando el país y ajustando al pueblo para satisfacer a los acreedores externos por una deuda que los trabajadores no pidieron, generaron, ni aportó ningún beneficio.

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