La lucha de los trabajadores de EMA: una experiencia extraordinaria

La enorme lucha de los tercerizados de Ema/Edesur interpeló a millones que perdieron el trabajo y a otros millones que están en su misma situación de precariedad. Su lucha despertó la simpatía de millones, ocupando el centro de la atención de los medios.

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Después de largos meses de lucha el conflicto terminó. Un pequeño grupo de trabajadores mantuvieron durante meses una lucha heroica que colocó en la agenda política el reclamo contra la precarización laboral. Marcharon, movilizaron, acamparon, cortaron el puente Pueyrredón, fueron parte de cortes de vías de la línea Roca.

Su pelea interpeló a millones que perdieron el trabajo y a otros millones que están en su misma situación de precariedad. Su lucha despertó la simpatía de millones. Ocuparon el centro de la atención de los medios.

No se consiguió la reincorporación, ni el pase a planta. Las promesas de algún puesto de trabajo -que hizo en algún momento el gobierno- se las llevó el viento. Sin embargo, se llevó a cabo una enorme experiencia de lucha, se acumularon enseñanzas, se visibilizó un flagelo que viven millones y quedó en pie la posibilidad de formar una cooperativa y licitar para conseguir trabajos en el rubro eléctrico. El saldo económico tampoco es menor: consiguieron una indemnización muy por encima de lo que correspondía formalmente.

Una lucha contra la tercerización y por la dignidad

La pelea de los compañeros de EMA comienza a principios de año como un proceso por el reencuadramiento gremial en Luz y Fuerza. Los compañeros estaban inscriptos en la UOCRA, un gremio que nada tiene que ver con la actividad que realizan.

El inicio fue un proceso asambleario de trabajadores del obrador de Quilmes y se concreta en la apertura de expedientes en el Ministerio de Trabajo en el mes de febrero. El pedido de reencuadramiento gremial tenía dos motivaciones de fondo: por un lado, la diferencia salarial con los trabajadores de Edesur, que en algunos casos los triplica. Por el otro, y más profundo, una pelea por la “dignidad” de un sector de la clase trabajadora, que durante 15 o 20 años de su vida activa no tuvieron la posibilidad de acceder a un empleo en blanco, estable y con todos los derechos. Este segundo motivo explica en gran parte la dureza de los compañeros y su determinación para la lucha: “no queremos ser más precarios”; “nuestro trabajo vale como cualquier otro”; “a igual trabajo igual salario”, fueron algunas de las demandas que explican la pelea.

La precarización del trabajo, y la tercerización como parte de ello,es un problema estructural intrínseco del capitalismo neoliberal. Una característica del mercado laboral, que en la Argentina todos los gobiernos -desde Menem hasta Fernández-mantienen a rajatabla y profundizan con la complicidad de la burocracia sindical.

Desde el punto de vista económico es una modalidad que implica grandes beneficios para las patronales, dado que permite mayores márgenes de ganancia pagando salarios por debajo de lo estipulado en los convenios colectivos de cada sector. Y desde el punto de vista político impone la fragmentación de la clase trabajadora en varias categorías, en varios segmentos. Es una herramienta para dividir y debilitar el reclamo obrero.

El Estado es un gran precarizador, desde el Estado nacional pasando por los provinciales y hasta los municipales, que usan todo tipo de formas de contratos precarios. Desde este punto de vista, la precarización laboral es una política de Estado, mancomunado por la unión de los gobiernos (sean del color que sean), las patronales y la burocracia sindical: lo que existe es un régimen de precarización que incluye a casi todos los actores políticos y corporativos para super explotar a la clase trabajadora.

La pandemia agudizó las tendencias con la aparición de nuevos sectores, como son los repartidores. Pero también con el redoblamiento de contrataciones y precarización en las grandes fábricas, como por ejemplo las automotrices de Zona Norte. Precarizar aún más a la clase trabajadora, redoblar los ritmos de trabajo, quitar conquistas, es una de las tendencias que con mayor fuerza impulsa la burguesía hoy día en todo el mundo.

El conflicto de los trabajadores de EMA/Edesur fue, desde este punto de vista, un conflicto político que enfrentó al conjunto de las fuerzas burguesas y burocráticas. De ahí su importancia, sus enseñanzas y, también, sus dificultades.

¿Se ganó o se perdió?

Si se mira estrictamente desde el punto de vista del reclamo de la lucha, es obvio que no se consiguió ni la reincorporación ni el pase a planta permanente. Pero esta es una mirada estrecha que abarca poco y deja casi todo afuera: se perdió en lo que tiene que ver con los reclamos centrales, pero se “ganó” en experiencia de lucha y visibilización común a millones de trabajadores/as.

Esto, además, nos lleva a otra pregunta: ¿se podía ganar? Sí, lo que no niega que se tratara de una pelea extremadamente difícil (es decir, la historia nunca está escrita pero estábamos frente a una pelea difícil sin duda alguna). 35 obreros apoyados por las corrientes de izquierda (nuestro partido en primer lugar) contra el gobierno, la contratista de EDESUR, EMA, la propia EDESUR (una multinacional), la burocracia de Luz y Fuerza y las leyes y un sistema estructural de precarización del trabajo que tiene más de 30 años (“Menem lo hizo”) y que todos los gobiernos posteriores fueron profundizando y consolidando. Esos fueron los enemigos de los compañeros.

Fue 1 David contra 50 Goliats; la desproporción de fuerzas fue inmensa. Los compañeros quedaron aislados, solos. Las grandes organizaciones de masas de los trabajadores les dieron la espalda, en primer lugar la dirección del sindicato de Luz y Fuerza. Pero no sólo este: las “progresivas” CTAs tampoco aparecieron. De la CGT ni qué hablar…

¿Luchar contra la precarización y la tercerización no debería ser una bandera estratégica de los sindicatos y las centrales obreras? Claro que sí. Pero las direcciones tradicionales están en el negocio y son parte del sistema precarizador.

El caso más notorio y escandaloso fue el que se reveló con el asesinato de Mariano Ferreyra, donde Pedraza (en ese momento Secretario General dela Unión Ferroviaria) tenía varias cooperativas que tercerizaban trabajo ferroviario. Si se conseguía el pase a planta, se le terminaba el “curro”. Y por eso mandó a la patota asesina.

Muchos “dirigentes” forman cooperativas o empresas con algún familiar o testaferro y por su relación con las empresas consiguen licitaciones para tercerizar tareas o servicios,y por esa vía se convierten en empresarios y se llenan los bolsillos. Si se hiciera una auditoria seria sobre las fortunas de los dirigentes sindicales, no se salva ni uno.

Un ejemplo de clasismo

Decíamos más arriba que un pequeño grupo de trabajadores hicieron una lucha heroica e inmensa, pero eso describe y no explica.

En la lucha se formó un colectivo de trabajadores extraordinario donde no faltaron las discusiones, las orientaciones divergentes e intereses contrapuestos. El colectivo supo mantener la unidad apelando a las asambleas.

A través de las asambleas y fuera de ellas, en las acciones y en las orientaciones, se fue calificando y consolidando un sector del activismo que con el correr de las semanas se convirtió en la dirección indiscutible del conflicto que no cedió a las presiones, que no se dejó tentar ni confundir, que se mantuvo inclaudicable en su reclamo de reincorporación y pase a planta permanente y dejó enseñanzas valiosísimas para otras peleas que están por delante.

La pelea tuvo distintos momentos: desde la organización para el pase a planta desde adentro de EMA, pasando por el despido masivo, el reconocimiento del conflicto, la apertura de mesas de diálogo y un largo etc. Nueve largos meses de lucha donde sobraron los “cantos de sirena”, “las gestiones de buena voluntad” y mucha plata para quebrar la determinación de lucha.

Los compañeros llevaron la lucha hasta las últimas consecuencias, explotaron todas las posibilidades y potencialidades; llevaron adelante un ejemplo de clasismo que no se debe perder(clasismo en el sentido que supieron ubicar con claridad sus enemigos y agotaron todas las posibilidades de la lucha).

Un ejemplo que remite a la tradición de lucha del país, a las relaciones de fuerza instauradas desde el 2001, donde recurrentemente surgen conflictos y compañeros dispuesto a ir hasta el final.

En el marco del aislamiento impuesto por el gobierno y la burocracia sindical, el accionar de las corrientes que nos reivindicamos de los trabajadores y el clasismo tiene una importancia fundamental. Tenemos el orgullo de decir que el Nuevo MAS y la Corriente Sindical 18 de Diciembre fuimos quienes nos jugamosmás a fondo por el triunfo de la lucha de los trabajadores de EMA, entendiendo que si se obtenía un saldo positivo podía ser el puntapié de una rebelión contra el flagelo de la precarización. Estaba en juego la posibilidad de golpear una de las estructuras que sostiene el capitalismo argentino e irradiar el ejemplo al 40% de la clase trabajadora precarizada. Nuestra militancia, recursos y herramientas fueron puestos de manera incondicional al servicio de este conflicto heroico.

Lamentablemente, esta no fue la conducta de la mayoría de las corrientes, quienes en muchos casos le sacaron el cuerpo a acciones determinantes. La mitad del FIT-U no se acercó a llevar la solidaridad ni una sola vez. Ni siquiera lo hicieron algunos sindicatos que se reivindican del “clasismo” dentro de las 4 paredes del gremio…

El conflicto terminó, la lucha sigue

La tercerización sigue, la precarización sigue, el trato indigno al laburante sigue. ¿Cuántos trabajadores están en las mismas condiciones que los de EMA? En todas las fábricas hay compañeros contratados, por agencia y tercerizados haciendo el mismo trabajo que los efectivos por menos de la mitad de la plata o menos.  Hoy ante nuestros ojos surge un nuevo sector de la clase trabajadora: son los miles de pibes que trabajan repartiendo por aplicación que ni siquiera les quieren reconocer la relación laboral. Los compañeros del SiTraRepA están dando la doble pelea por el reconocimiento de la relación laboral y del sindicato.

Las peleas se ganan y se pierden pero pueden acumular experiencias o no. Para que las experiencias no se pierdan se necesita organización; sólo desde la organización se pueden acumular y mantener la experiencia, la conciencia y el programa.

Desde la organización se puede llevar esta experiencia extraordinaria a otros compañeros. Desde la organización se puede ir a las tercerizadas del sector eléctrico a organizar alos compañeros(con todos los cuidados, en forma clandestina para que no haya despidos),para ayudarlos a organizarse y pelear contra las tercerizadas y por el pase a planta permanente. Ese es el camino que le proponemos a los compañeros luchadores de EMA: que se organicen y que junto al SiTraRepA y a la Corriente Sindical 18 de Diciembre hagamos una campaña contra la precarización, las tercerizadas y por el pase a planta permanente. También se gana sembrando clasismo entre los trabajadores.

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