La ex Ministra de Seguridad Patricia Bullrich festejó en su cuenta de Twitter la condena a Daniel Ruiz y César Arakaki a tres años y cuatro meses de prisión.
Se trata de un precedente gravísimo que busca disciplinar a los luchadores frente al ajuste que se viene de la mano del acuerdo con el FMI. Ruiz y Arakaki fueron parte de las movilizaciones del 18 de diciembre de 2017 en el que millones en las calles rechazaron la reforma previsional.
En el marco de una salvaje represión comandada por Bullrich en las jornadas del 14 y el 18 de diciembre, los militantes de izquierda estan enfrentado un proceso judicial que criminaliza la protesta social. De quedar firme esta condena, Ruiz y Arakaki deberían cumplir prisión efectiva. Una criminalización y una condena de una magnitud con pocos precedentes en los últimos años.
Cuando se confirmó la noticia, Bullrich se manifestó en su cuenta de Twitter: «Ojalá esta condena sea ejemplificadora. Las manifestaciones sin razón solo estancan al país». Para Bullrich, las dos enormes movilizaciones de cientos de miles de personas que rechazaron la reforma que proponía Macri fueron «sin razón». Sin embargo, en ese entonces el propio gobierno admitía que con dicha reforma el Estado recortaba unos 30.000 millones de pesos en jubilaciones. Pero eso a Bullrich no le parece «razón» para movilizarse.
Nos tiraron 14 toneladas de piedras por la Ley de Movilidad jubilatoria y ahora a los jubilados no les alcanza para vivir con la mínima. Ojalá esta condena sea ejemplificadora. Las manifestaciones sin razón solo estancan al país. Nosotros trabajamos por una Argentina en paz. pic.twitter.com/2MU9TzKAIK
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) November 8, 2021
Finalmente, termina afirmando que «trabaja para la paz». Es un chiste de mal gusto y una provocación, viniendo de una represora en serie. Su gestión se caracterizó por el recrudecimiento de la violencia por parte de las fuerzas represivas y las violaciones a los DD.HH.
Sin ir más lejos, fue la principal responsable y encubridora de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado, también en 2017. Junto con la complicidad judicial, antes de querer instalar la falsa idea de que Santiago «se ahogó», desde su Ministerio fue una de las que promovió operaciones y pistas falsas mientras Santiago continuaba desaparecido. Todo esto en medio de una furibunda campaña contra el pueblo mapuche, a quienes acusó una y otra vez de «terroristas».
Ese mismo año, poco tiempo después, la Prefectura bajo su mando asesinó por la espalda a Rafael Nahuel. Bullrich salió a mentir en conferencia de prensa aduciendo que el grupo con el que se encontraba Rafael Nahuel portaba «armas largas». Por supuesto, nunca se encontraron dichas armas, y los peritajes confirmaron que Nahuel estaba desarmado y huyendo cuando le dispararon por la espalda. Nuevamente, Bullrich se encargó de defender y encubrir el asesinato.
Luego, el 14 de diciembre de ese año montó un brutal operativo represivo con Gendarmería en las inmediaciones del Congreso. Hubo cientos de heridos por la represión contra los manifestantes que rechazaban el ajuste a los jubilados.
Nuevamente siendo actor central del ajuste a los jubilados, como aquella vez en el 2001 cuando ella en persona anunció un recorte directo del 13% a las jubilaciones. Bullrich corona toda una carrera política siempre del lado de los poderosos y reprimiendo a los de abajo.
Al año siguiente, entronizó como a un «héroe» al policía Luis Chocobar, que asesinó por la espalda. Queriendo erigirlo como una especie de símbolo, intentó aplicar un nuevo protocolo de uso de la fuerza para la policía, que le dio todavía más vía libre al gatillo fácil.
Por su apología al gatillo fácil, por Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y tantas otras víctimas del aparato represivo, la que debería estar presa es ella.