
El gobierno arrancó el mes de noviembre con un nuevo pago al Fondo Monetario Internacional de casi 400 millones de dólares en concepto de intereses.
El desembolso se da en el contexto en que el gobierno ensaya un discurso más duro en las negociaciones con el FMI por el refinanciamiento del préstamo stand by tomado por Macri. Más allá de los cruces verbales, a la hora de los hechos el gobierno no pone en duda su voluntad de pagar dólar por dólar.
El pago se realizó utilizando los Derechos Especiales de Giro (DEG) otorgados por el propio organismo en agosto de este año. Lejos quedaron aquellos meses en donde el kirchnerismo aseguraba que dichos fondos se utilizarían para financiar gastos sociales relacionados a la lucha contra el Coronavirus.
De los U$S 4.300 millones recibidos, la mitad ya se utilizaron para pagar deuda con el Fondo. La cantidad restante sufrirá el mismo destino, cuando el mes que viene Argentina deberá cancelar otros 1.900 millones en intereses.
Mientras las Reservas del Banco Central continúan en caída intentando contener al dólar, y en un contexto económico signado por la pobreza y el derrumbe de los salarios, el gobierno continúa priorizando pagar la deuda mientras intenta mejorar tal o cual condición de pago en las negociaciones.
Uno de estos ítems que el gobierno pretende modificar es el de las sobretasas. Para todo país que obtenga un préstamo por encima del 185% de la cuotaparte con la que participa del organismo, las tasas de interés sufren un recargo, y otro adicional si además el acuerdo es de más de tres años de duración, como el caso de nuestro país.
Como parte de estas idas y venidas por las negociaciones, Fernández anunció con algarabía que el G20 emitió un comunicado manifestándose en contra de estas políticas de sobretasas a países muy endeudados.
Pero más allá de posicionamientos simbólicos que suelen tener nula incidencia, el problema es que considerando sólo el préstamo original de 45 mil millones Argentina debería implementar un ajuste económico gigantesco para poder pagar. Por lo que la discusión sobre las sobretasas no cambia la ecuación: pagar implicará ajustar al pueblo trabajador.
Los tironeos de las negociaciones aumentan, porque el tiempo apremia para el gobierno. Con una primer línea roja en marzo del año que viene (la fecha límite que «consiguió» Martín Guzmán con el Club de París), en 2022 está pautado que Argentina debería enfrentar nada menos que el pago de 19.000 millones de dólares con el FMI.