Publicado originalmente en Revista SoB n° 28, abril de 2014.
Autor: Roberto Sáenz
A la memoria del Negro Oscar, con quien “cafeteábamos” a finales de la década del 90 en José C. Paz (tercer cordón industrial del gran Buenos Aires) pensando los problemas del partido y cómo poner en pie una nueva corriente.
“La idea de una estrategia revolucionaria se ha consolidado en los años de la posguerra, al principio, indudablemente, gracias a la afluencia de la terminología militar, pero no por puro azar. Antes de la guerra no habíamos hablado más que de la táctica del partido proletario; esta concepción correspondía con exactitud suficiente a los métodos parlamentarios y sindicales predominantes entonces, y que no salían del marco de las reivindicaciones y de las tareas corrientes. La táctica se limita a un sistema de medidas relativas a un problema particular de actualidad o de dominio determinado de la lucha de clases, mientras que la estrategia revolucionaria se extiende a un sistema combinado de acciones que en su relación, en su sucesión, en su desarrollo, deben llevar al proletariado a la conquista del poder” (León Trotsky, Stalin, el gran organizador de derrotas).
1. Retomar el pensamiento estratégico
2. El pensamiento estratégico en el marxismo revolucionario
3. Presupuestos generales de una política parlamentaria revolucionaria
5. Problemas estratégicos en materia de construcción partidaria